• 20/05/2024 17:58

Tiempo de cambios e intervenciones

Ene 25, 2024

Sabés cuando comenzaste a cuestionarte?

¿Cuándo fue la primera vez que no creíste en vos?

¿Cuándo decidiste darle valor a lo que dicen de vos?

¿Por qué te crees eso que dicen de vos?

¿Qué te lleva a no creer en vos?

Una de las respuestas es, NO sabés quien sos. No sabés de tu valor, por eso te “compras” cualquier comentario de los demás. Lo más loco es que te compras aquellas cosas negativas, pero nunca aquello positivo que dicen de vos, no te lo crees, ¿no es así? No crees que sos tan maravilloso/a, crees que lo dicen para alagarte o por compromiso, ¿me equivoco?

Estoy segura que la gran mayoría de las personas, pueden hacer una lista interminable con sus defectos, pero muy pocas reconocen todas sus virtudes. Y esto tiene que ver con la manera en que fuimos educados, tanto en nuestras casas como en las escuelas o iglesias. Siempre el foco estaba afuera, hay que ser buenos, ayudar a los demás, etc. Pero ¿qué pasa si no lo quiero hacer?, te sentís mal, ¿verdad? Sentís que sos una mala persona, que algo estás haciendo mal, que los demás se van a enojar u ofender por tu decisión y es ahí, donde comenzar a alejarte de vos.

Todos se escandalizan y sorprenden con la violencia que vemos en los noticieros, pero nadie se cuestiona la violencia de sus propios pensamientos, lo violentos que somos con nosotros mismos, como nos tratamos internamente y la violencia con la que nos hablamos.

Esa rabia guardada, debe salir de alguna manera, por ahora la gran mayoría lo hace echándole la culpa a otras personas.  Porque las emociones son energía, que deben salir. Por eso sentimos sensaciones en el cuerpo, ej: nos sudan las manos, nos corre escalofríos, nos sube el calor en el rostro, nos tiembla alguna parte del cuerpo, etc.

A través de los cursos y capacitaciones que hice, fui adquiriendo recursos para saber cómo contenerme a mí misma y que hacer en esos momentos en que las situaciones me superan. Uno de esos recursos, es el yoga. Una disciplina donde busca integrar todo. Esto que en varias notas les dije y tiene que ver con ese lado oscuro –porque no sabemos acceder al el- y lo que interpretamos que nos quiere decir. Con el yoga y meditaciones, me permiten acceder al inconsciente, a esos lugares de nuestro cerebro donde están guardados esos recuerdos, algunos dolorosos que siguen operando desde ahí en nuestras vidas.

Eso es lo que nos duele, esos dolores guardados, esas palabras hirientes que nos dijeron personas que amamos (los padres, parejas, amigos, etc.) y no sabemos cómo sacarnos de nuestra cabeza.

Yo siempre digo que todo es perfecto, como dije en la nota anterior, sin esas personas, no podemos ver nuestros dolores y descubrir quién realmente somos. Cuando vos sabés quién sos, las cosas que haces y tenés la conciencia tranquila, ¿qué importa lo que diga la gente? Las acciones, tu vida y tus relaciones muestran el tipo de persona que sos. “Si quieres conocer a alguien, observa su comportamiento, cómo es su entorno, las palabras que utiliza, cómo trata a los demás, etc.” Nadie puede sostener por mucho tiempo lo que no es en realidad.

Un ejemplo de esto que les digo es, cuando le conocemos a alguien que nos interesa (pareja), solo mostramos –al principio- nuestro lado amable y más lindo, y si esa relación prospera ahí nos vamos conociendo quien es realmente cada uno/a.

La autoestima se va construyendo desde el vientre materno. Eso que sentía nuestra madre de nosotros, si fuimos concebidos con amor, si crecimos en un hogar donde validaban nuestras emociones y nos permitían expresarlas libremente sin cuestionarlas, etc.

Hubiera sido hermoso que la mayoría de las personas, hayamos vivido en un lugar así. Pero nuestras familias solo fueron repitiendo lo que a ellas les enseñaron y copiando modelos de crianzas.

Una de las grandes decisiones que tomé en mi vida, fue criar a mi hijo a mi manera. Tomado cosas que me gustan de mi familia y otras que, según mi opinión, los tiempos y épocas en que vivimos me parece importante transmitirle. Aun así, le doy la libertad para que el decida- en algunas situaciones, nunca hay que olvidar que somos los adultos responsables cuando ellos son pequeños- de que decida según su criterio.

¿Qué tiene que ver nuestras decisiones con la crianza? En determinadas circunstancias, nos contradecimos. Lo que queremos con lo que nos enseñaron que es lo correcto. Entonces, muchas veces hay que “imponerse”, en el buen sentido de la palabra a eso que ya caducó, que está obsoleto y no es aplicable a estos tiempos. Ahí aparecen los miedos, las dudas, la culpa ¿qué va a decir papá? ¿Cómo se va a sentir mamá con mi decisión? ¿me seguirá aceptando mi familia o amigos? ¿Le dolerá a mi pareja esta decisión? ¿qué te decían de chica/o?

Yo sé que esos son los momentos más difíciles y dolorosos de nuestra vida. Y a medida que crecemos, hay más de estas encrucijadas. Es justo en esos momentos,  que la vida te da la oportunidad de elegir por vos misma/o. Qué elijas lo que te haga sentir bien a vos. Los demás tendrán que decidir y tal vez tu miedo se cumpla- que ellos se ofendan, se enojan, se alejan-, pero estarás en paz con vos misma/o porque por primera vez vos estás validando y haciendo caso a lo que sentís.

¿qué sucedería con tu vida si tomas esa gran decisión?

¿Cómo seguiría tu vida?

Qué elegís ¿seguir igual o responsabilizarte de lo que sentís?

¿Te das cuenta de que tu bien-estar depende de vos?

Tenemos más miedo a lo que sucede después de esa decisión, que la decisión en si misma.

Días pasados me dijeron que la valoración personal depende de cada uno. Para mi puede ser una cosa y para los demás otras. Y es verdad. Según mi opinión, es hacernos responsables de eso que sentimos y queremos hacer. “Ser adultos es tomar decisiones que pueden doler”. Una frase que me vino a la mente, ante una de las decisiones más difíciles de mi vida. Hacerme responsable de mi sentir, pensar en mí y elegirme y tuve que ser muy valiente para asumirlo. Y por primera vez, hice algo por mí.

No seguir echando la culpa a otras personas. “¿te pasó alguna vez que tenías problema en tu trabajo y llegaste a tu casa y te desquitaste con tu pareja o con tus hijos? ese es un ejemplo de que nos descargamos con otros en vez de hacer frente a lo que sentimos. Andamos enojados con el mundo y no nos hacemos responsables de lo que nos pasa.

Generalmente, tomamos decisiones desde el enojo, porque estamos al límite o peor aún, los demás deciden por nosotros –ej, te “abandonan”, se alejan, te excluyen, etc.- nos quedamos a la deriva sin saber qué pasó.  Y eso se debe a la falta de gestión emocional o respuestas más adultas y no infantiles de niños caprichosos, donde las cosas no salen como queremos. Es como un huracán o sunami que nos moviliza desde lo más profundo de nuestro ser. Y esto puede ser la muerte de un ser querido, un divorcio, una enfermedad propia o de seres queridos, un accidente, etc. En esos momentos, no vemos los regalos que esas circunstancias traen consigo, todo el aprendizaje y crecimiento personal detrás de ellas.

Lo único que sé, es que valorarse a sí mismos, es aceptarnos tal como somos, con virtudes y defectos. Y cuando los utilizamos como una manera de conocernos y encontrar nuestra mejor versión. No sabemos cuáles pueden ser esos desafíos o quiebres en la vida, a veces eso que consideramos como algo malo, ej. Una enfermedad, puede traer mucha bendición para todos los involucrados.

En su libro “Bienvenido dolor” Pilar Sordo, nos muestra cómo el cáncer, sana. Las familias se reconcilian, sanas heridas, disfrutan más cada encuentro y dejan de preocuparse por cosas insignificantes.

También, en éste video, Pilar nos comparte muchas habilidades emocionales para transitar lo difícil. Como conocernos y darnos valor a nosotros mismos.

En su libro “Incómoda mente felíz”, Karin Pires – periodista y docente- Obereña. Nos cuenta todo el crecimiento y autoconocimiento, que se produjo en ella, al transitar el cáncer. Donde fue pasando por varias etapas de su enfermedad, a medida que avanzaba, más partes de ella reconocía y abrazaba.

Les comparto unos fragmentos, que, así como el libro, no tienen desperdicios.

Hoy me enfrento a la versión de la vida que por algún tiempo me he ocupado en construir.

 Sé muy bien las semillas que he sembrado, y me hago cargo. Tanto de lo hecho, como de lo que he de hacer en adelante. Porque no sólo me cabe eliminar los comportamientos que no me han traído nada bueno, sino cultivar algunos mejores:

  • Ahora me amo desde adentro y no dependo emocionalmente del afuera. El amor de Dios cubre toda mi necesidad y estoy completa.
  • Me hago cargo de lo que elegí sentir en el pasado frente a actos ajenos y me perdono. Libero a mis semejantes de la “culpa” por mis propios resentimientos.
  • Elijo lo que QUIERO hacer, sabiendo que no es mi tarea conformar a todos, ni mi responsabilidad lo que otros interpreten o sientan respecto a mi comportamiento.
  • Me permito la experiencia, sabiendo que los errores son parte del crecimiento espiritual, como los aciertos. Y adopto el aprendizaje amoroso que me propone el Espíritu y no el auto-castigo.

La vida me ha dado la oportunidad de reescribir mi historia, y por nada del mundo voy a echarla a perder.

Tú tampoco deberías.

No importa que tan dañado estés, ni cuan “juzgado”: nunca, pero ¡Nunca! Es tarde para cambiar el modo en que vives. (pág 57-58)

Paula Vera

Docente- Coach . Instagram @Sentir_ok