Cuando uno sueña, la “vivencia” de ese sueño posea ciertas –peculiaridades-, como, no hay un
derrotero histórico por el cual uno pueda explicarse de “por qué” se está ahí, segundo y lo más
principal, que “haga” lo que se haga no se podrá ¡cambiar! el resultado de lo que se sueña, como
que algo ya está -prefijado- y no se puede mudar, se trata de un determinismo que impide todo –
nuevo- acontecer en el sueño.
Bueno, lo mismo pasa con la realidad que nos envuelve y desde ahí, estemos, hagamos, actuemos
en lo cotidiano, esa realidad como el sueño, ¡no se puede transformar!, haga lo que hagan los
gobiernos de turno, la realidad será la misma, inflación, dólares, pobreza, elecciones, nuevos
funcionarios, pero “nada” habrá de cambiar, democracia, tiranía, golpes de Estado no podrán
cambiarlo.
Y tal esquema ¡encorsete! a cada uno de -nosotros- donde se debe desempeñar, siempre bajo ese
contexto determinado o destino, entonces, por arte de magia y sortilegio electoral nos enteramos
a través de los candidatos, que ¡si, se puede cambiar!, en otras palabras, el sueño, ese destino puede
ser distinto porque estamos en un país lleno de riquezas y a las que comienzan a nombrar, y ellos
como mesías generar ilusiones.
Pero uno debe estar muy “desesperado” e intelectualmente nublado o estar bajo cierta fase de
ingenuidad por creer, primero, en ellos y segundo, en lo que dicen, los fracasos presentes y pasados
de gobiernos, ya deberían haber limpiado de crédulos respecto a los “estafadores” de siempre, que
son aquellos que se presentan de una forma, pero que -son otra-, nuestros políticos y ¿cómo se nos
presentan?, sujetos coacheados al servicio de lo camaleónico para manipular.
Por el “coacheado” uno se “entera” que pertenecemos a un país con ¡posibilidades!, con futuro, por
nuestros recursos naturales, científicos, energéticos y por supuesto, junto a ellos que son los
capacitados, los que conocen, del carácter necesario y la veracidad de siempre, líderes indiscutidos
en su versión de candidatos, pero permítaseme el -escepticismo y el nihilismo- acerca de estos
sujetos por presentarse de tal forma y sus intentos por convencer. Se trata de Individuos que se
apoyan en un pensamiento de fondo al cual acuden sin cesar para su propio molino, la condición
ingenua e incauta de aquella gente que no se encuentra aún, bajo el escepticismo y nihilismo
reparador, y a la que -¡explotan!- a través de la “esperanza”.
-Esperanza-, el último de los males de la humanidad en la tinaja de Pandora algo que nuestros
políticos y dirigentes interpretan como “positivo”, pero esperanza es lo ¡último que hay! y significa
que ya “no hay más nada” y lo has perdido todo. Es lo que nos sucede cuando “ganan” ellos.

Juan Oviedo