El límite entre mi casa y la vereda está dado por un murito de unos 70 cm, un murito viejo. No sabría decirte de qué color es, o si, eso, es color viejo, mezcla de gris y marrón, marrón colorado. Arriba del murito, el montón de alambres de distintas formas color viejo da señales de que en algún pasado supo desplegarse un triangulado y brillante tejido galvanizado.
A los harapos de tejido se le han subido variedad de enredaderas, algunas hasta con flores, otras mucho más simples, muchas de ellas culpables de la forma de los harapos.
Esa ruina de muro, alambre y verde es lugar de juego de gatos propios y ajenos. Me pregunto si será lugar de paso de otros seres, y si llega a ser posible el paso de otros seres, por qué no seré yo capaz de cruzarlo.
