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Reflexiones entre equívocas y univocas: Democracia (por Juan Oviedo)

Feb 3, 2024

“La democracia es un abuso de la estadística», frase que supo decir Borges y cambiar de parecer cuando asumió Alfonsín, por decir «la democracia argentina me ha refutado espléndidamente» y en consonancia con tan soberbio refutar, afirmo Alfonsín que “Con la democracia se come, se educa, se cura”, valorando al sistema democrático con -no ser- solo una cuantificación de votos emitidos sino una forma de gobierno en la cual se afirman derechos, prerrogativas, valores, que hace estricta la correlación entre representación y representado.

Pero , y si eso ¿solo fuera un “idealismo” y no una realidad?, por ejemplo, el hecho del Gobernador de Tucumán –Jaldo- es ilustrativo, sus diputados con un bloque propio votan a la lay ómnibus, lo que nos muestra que el sistema -no tiene fuerza de ley- para determinar ¡dolo y cárcel!, a aquellos que votan otros intereses que -no son- los de sus representados, ¿corolario?, el clásico y falaz ¡traidores!, como epítetos, sin embargo, -imposible de sostenerante en un ámbito donde las “lealtades” son determinadas por intereses, porque la lealtad como supremo valor de auto respeto y dignidad de la palabra o juramento, -¡no existe!- Pero consideremos a algunos de esos intereses como pueden ser -el partido- y por ende a la patria, o quizás a Tucumán, por supuesto, respetar a su Gobernador y fundamentalmente, a su
pueblo.

Desglosemos aquellas definiciones de que con la democracia se hace, “esto, aquello y lo otro”, para considerar sin son hechos o abstracciones, primero, afirmemos que con la democracia -no se come-, ya que “la inseguridad alimentaria -hambre y reducción de la dieta de alimentos en los últimos 12 meses por problemas económicos- se incrementó un 44%bentre 2010 y 2022 y el mayor deterioro se detecta en los últimos cinco años” donde el hambre es notable, segundo, tampoco -se educa- porque un “consenso entre los encuestados es que el secundario fue calificado como el peor nivel, ya sea en calidad educativa o calidad docente!, tercero, -ni se cura-, puesto que “la crisis económica, el pago de la deuda externa y
las políticas de ajuste, repercuten desde hace unos años fuertemente en el campo de la salud, y especialmente en los servicios de atención médica”.La democracia como sentido de vida es un parapeto de los políticos, es un abuso semántico vinculado a un realismo mágico respeto a su función, pues ¡solo es un sistema cuantificador!, porque la “forma” de gobierno en el país -no la hace- la democracia, y esta forma fue establecida por la Constitución de 1853, instaurando el sistema representativo, republicano y
federal, siendo Justo José de Urquiza (1854 – 1860) el primer presidente de la Confederación Argentina elegido por el Partido Federal. Pero será Bartolomé Mitre (1862 – 1868): el primer presidente de la nación de Argentina, pero lo que se quiere destacar es que el sistema representativo deja de lado las formas -legales o no- de esa representación, no importa si son fraudulentas, si son de exclusión o de marginación, lo que importa es la cuantificación determinando al ganador.

Sáenz Peña se vale de esa representación y con su ley del “voto! -secreto, universal y obligatorio- de los argentinos varones mayores de 18 años, posicione distintos intereses políticos de otros partidos, aquí se ve claramente que la -cuantificación- es un “medio” para posicionar intereses sin injerencia alguna a formas o valores que tengan que ver o con “capacidades” para gobernar por parte de los elegidos presidentes. Como ejemplo, después del golpe de 1930 se reinstala el -fraude electoral-, aquí, si la democracia fuera algo diferente a la cuantificación, se anularía ella misma como tal, pero al “ser” un sistema al que se maneja nada tiene que ver con la -sapiencia, estupidez, brutalidad o astucia- del elegido para gobernar.

Pero démosle una chance a la democracia en la Argentina como “forma” de vida como algunos astutos sostienen, y consideremos aspectos básicos de toda civilidad. Comencemos con el respeto a los “derechos humanos”, pero si no se estructuran en leyes que castiguen a aquellos que no los cumplen, entonces, solo serán ¡declaraciones! y hoy, -no hay- tal regular respecto a todos los derechos de “todas” las generaciones.

Vayamos a algo ¡bien rimbombante!, la práctica de los valores de la “libertad”, primero, no entenderla según la conciencia individual, sino que por abarcar a todo el espectro social debe ser regulada con normas claras, escritas, divulgadas y extendida para ¡todos!, el caso concreto de los libertarios es más que suficiente, su sentido de libertad atente contra otros.

Siguiendo con la lista es pertinente -posicionar- el valor de la “justicia”, pero esta será improbable si no existe un poder judicial autónomo y esto, en Argentina ¡es imposible!, los jueces son nombrado según simpatías de quienes nombran.

Continuemos con el sentido de “igualdad”, se cree que eso significa una inquietud plausible ante la desigualdad manifiesta, entonces, si no se determina con fuerza punible lo que se entiende por igualdad, entonces, un “flatus vocis” más. Vayamos al ejemplo de los originarios, solo son tenidos en cuenta en lo discursivo, pero sin intervención y protección real del Estado.

Por último, el de “solidaridad”, ¡inverosímil! por la gran desigualdad económica que existe en el país, que llena de desprotegidos, marginados y desocupados, y por sus miserables situaciones solo les permita, -pensar en sí-.

Entonces, la democracia, según su función se la defina, como un sistema para cuantificar, y la democracia como -sistema de vida-, una prerrogativa de los “astutos” de siempre: los políticos.


Juan Oviedo