La palabra viaja y se rompe en aritméticas infinitas
o en espacios organizados para el caos o un nuevo mundo.
El lenguaje busca asidero en ese sitio sin banderas, sin patria,
sin armas más que su propia entidad; el verbo ubicuo
estallando y dispersándose sin límites.
Palabras esquirlas
se incrustan en vos
creando una mente única
en busca de la evolución.