• 02/05/2024 16:31

El lugar (por Aníbal De Grecia)

La primera vez que me encerró en esta habitación fue a los siete años, las instalaciones son óptimas, el baño es confortable, tengo acondicionador de aire, el detalle es que no hay luces, estoy en la oscuridad absoluta.

Esa vez estuve siete días aquí, cuando salí, de algún modo supe que no iba a ser la única vez.

Las sensaciones que recuerdo de mis primeros encierros son; el miedo, la falta de aparente de aire, cierta opresión en el pecho, indefensión, náuseas.

La segunda vez fue siete años más tarde y la tercera repitió la cronología del ciclo, entonces empecé a entender. Tenía veintiún años; por cada año de vida corresponde un día de encierro.

La primera mañana de los treinta y cinco días adentro empecé a diseñar un plan para romper la oscuridad. Ataqué la pared que daba al frente de la cabecera, después de unos días tenía un buen espacio para disfrutar, pasaba mucho tiempo ahí, pero no podía dejar de trabajar.

Hoy entiendo su insistencia. Quedan pocas sombras, fui iluminando estos setenta y siete metros cúbicos con mucho compromiso, paciencia y sabiduría.

No sobrevivió para ver que en el último de los cuarenta y nueve días el cuarto tiene más luces que sombras y que descubrí aquí el aire, la libertad, el sonido que tienen los pasos que van seguros, los pasos que atraviesan los riesgos para encontrar el lugar