• 08/05/2024 18:22

Tu pasado no te condena

Feb 29, 2024

¿Alguna vez te pusiste a pensar todo lo que aprendiste de tus errores?

¿Quién serias hoy sin ellos, los errores cometidos?

¿Por qué están tan mal vistos los errores?

¿Qué te lleva a no reconocerlos?

¿Quién dice cómo deben ser las cosas?

¿Cómo te hace sentir seguir esas “leyes o mandatos”?

Queridos lectores, creo que a estas alturas van comprendiendo de que se trata el trabajo de un Coach, es hacerte preguntas para que te cuestiones a vos mismo. Y, por otro lado, espero que entiendan que mi intención es que te conozcas y estés en paz con vos mismo, eso es lo único que importa. “La paz no viene de afuera”, la tenemos que crear y sostener dentro nuestro.

Siento que estamos en un momento evolutivo y con un nivel de información descomunal, pero en ocasiones, nos siguen reteniendo e impidiendo avanzar, esas “leyes o mandatos”, que dirigen nuestra vida. Como les vengo contando, se instalaron en nuestra mente y ahora, toca el trabajo de desaprender, por lo tanto, implica sino el mismo tiempo que nos llevó instalarlas, por lo menos un tiempo largo, desprogramarlas. Ese es el desafío, no rendirnos. Saber que los pequeños hábitos y cambios en nuestra vida, nos llevan a vivir en plenitud.

El ocuparme de mis emociones, me llevó a conectar con mi mundo interior. No sabía cómo hacer eso, no tenía idea y escuchaba la frase “todas las respuestas, están dentro tuyo”. Me daba mucha bronca porque no podía comprender eso. Porque, para mí, mi enojo venía de cosas que sucedían afuera. Alguna situación o persona, que “actuaba” de cierta manera que a mí no me gustaba.

Comencé a conocer otro mundo, ese que todos anhelamos, que es vivir en Paz, vivir de lo que nos gusta hacer, estar con la o las personas que amamos. En su gran mayoría, es lo que buscamos. En éste mundo, mi mundo como le digo a mis amigas y algunas personas de mi familia, todo es perfecto. Y esto no quiere decir que no sucedan cosas “malas” sino que se las observa y comprende desde un lugar mucho más evolucionado. Se los entiende, como ciertos desafíos o formas en que nosotros podemos ir siendo mejores personas y conocernos más en profundidad.

Nadie es la misma persona después de perder un familiar o ser querido, nadie es la misma persona después de rehabilitarse de una adicción, nadie es la misma persona después de haber engañado al amor de su vida y darse cuenta de lo que hizo, nadie es la misma persona después de mentir o manipular incluso a sus seres queridos, y obviamente, esto es cuando nos “damos cuenta”, sino seguimos actuando de la misma manera y repitiendo este patrón,- quiere decir que siempre seguimos los mismos pasos de comportamiento-. ¿Cómo no vamos a agradecer a estas personas o situaciones que nos hacen ser “mejores” personas?

Una vez, conversando con un hombre maravilloso que conocí en uno de mis viajes, me contó, que se había separado, dos veces. Con cada mujer, tuvo un hijo. En esa segunda separación, se dio cuenta, que siempre hacía lo mismo. Se separaba y buscaba rápidamente a alguien para que sea su pareja y así no podía hacer el duelo y mucho menos pensar en lo que sucedió con esa persona anterior, simplemente porque el problema estaba en esa otra persona y no en él. Y creyendo que, al encontrar otra persona, la cosa cambiaría, esto no fue así.

En ese momento tomó consciencia de su patrón de comportamiento, se empezó a cuestionar cosas en su vida y decidió pasar tiempo solo, por decisión propia, para entenderse. A esto me refiero cuando les digo que no nos damos cuenta, y siempre tenemos la oportunidad de hacerlo mejor. Con todo lo aprendido ante los errores cometidos en el pasado. Por eso el título de hoy “tu pasado no te condena”. Uno de los regalos divinos, es el libre albedrío, el poder elegir. Hay personas que deciden por nosotros que está bien y qué está mal. Pero es porque nosotros le otorgamos ese poder. Para darles un ejemplo, ¿vieron cuando las mujeres estamos embarazadas? Nos dicen todo tipo de comentarios, en su gran mayoría negativos y lo peor de todo, sin haber preguntado su opinión. Esos comentarios, vienen de sus propias experiencias, de lo que cada persona pasó o no, y esto es lo más gracioso, personas que no son padres o madres, te dan cátedra y te dicen lo que debés hacer.

La angustia y preocupación que esas cosas me generaban, en ese entonces, como mamá, ni les cuento. Se supone que ellos saben. – ahí depositamos la verdad, en el afuera, nunca en lo que sentimos o nuestra intuición-

El ser madre, es una escuela donde todos los días tenés examen. Fue uno de mis aspectos donde empecé a decidir por mí misma y según lo que siento, me ayudó a ser la mamá que quiero ser, con aciertos y errores seguramente, pero como yo elijo ser.

En muchas oportunidades, estas “leyes o maneras en que debemos comportarnos”, están obsoletas. Ya no van más con los tiempos históricos y manera actual de pensar de las personas. Lo único que no pasa de moda, es ser buena gente y respetar al prójimo.

En los medios de comunicación, vemos cuando hacen un recorrido por la vida de alguien, especialmente políticos y dicen “nadie se resiste a los archivos”. Es como un compendio de dichos y acciones que tuvo esa persona, en un período de tiempo.

Yo siempre pienso que tampoco podría salir ilesa con los archivos y doy gracias a mi DIOS por eso. Quiere decir que cambié, modifiqué mi manera de pensar, ver las cosas y sin dudas, por lo menos para mí, lo hice para mejor, -habría que preguntar a las personas que se relacionan conmigo-  Ahora me siento más en Paz, puedo comprender algunos procesos de las personas porque también los transité y entendí que ocuparme de mí, también es ocuparme de los demás. ¿Por qué? simplemente porque todos somos de la misma familia. La raza humana.  De alguna manera estamos conectados, y si no, fíjate que pasa cuando vemos una película o una situación en nuestro barrio y nos ponemos mal o tristes por lo que le sucede a otras personas que no son de nuestra familia.

¿Sabés por qué sucede esto? En nuestro cerebro hay unas neuronas llamadas “espejo”. Gracias a ellas es que tenemos la empatía, pero también, gracias a ellas copiamos y repetimos lo que sucede en la sociedad, formas de comportarse, formas de pensar, etc. Algunos llaman a éste fenómeno social “consciencia colectiva”, es como que todos estamos conectados, como una gran red a través de nuestros cerebros – de echo lo estamos- y mandamos la misma información a ese centro de energía que son los pensamientos. ¿Por qué se dice que los pensamientos son energía? Una explicación sencilla seria, porque gracias a ellos actuamos.

Entonces, por ejemplo, si todos o la gran mayoría está preocupado, ansioso, triste, eso es lo que a nivel colectivo se percibe, es muy poderosa esa energía colectiva.

No sé si les conté que me gusta el fútbol, y lo menciono, para dar un ejemplo de esto que les estoy diciendo. Con el último mundial, surgieron dos películas “Elijo creer” y la otra “Muchachos”, las dos contadas, por dos actores extraordinarios, Ricardo Darín y Guillermo Francella. En ésta última película, me encanta, además de cómo lo dice Guillermo, este fenómeno que pasó en la Argentina, cuando salimos campeones del Mundo, de repente algo pasó, eran un solo pueblo, todos nos abrazábamos, hinchas de River y de Boca, hacíamos regalos a personas indigentes, nos ayudábamos unos a otros, le pedían matrimonio a su pareja, algo pasó. Veo esa imagen y la re veo, y siento que es ahí donde todos anhelamos estar. ¿qué nos pasó en ese momento? ¿con qué conectamos que nos hizo actuar de esa manera?

¿qué pasa cuando esta euforia termina? ¿dónde queda todo ese amor? ¿qué nos separa realmente?

Yo tengo mi hipótesis, son nuestras creencias. Eso es lo que nos separa. Eso es lo que se combate a diario y por lo cual nos peleamos unos y otros.

Por eso la invitación de hoy es ¿cómo te hacen actuar y pensar tus creencias? ¿te separan o te unen a tus hermanos? ¿qué te hace pensar que tenés razón? ¿quién te dijo o de dónde sacaste que las cosas deben ser como vos querés?

Realmente gente, pregúntense. Puede haber tantas respuestas como personas haya en el mundo y eso está bien. Eso que te haga vivir en Paz, eso que sabés que está en tu interior y muchas veces no querés conectar porque te coloca en un lugar de vulnerabilidad, de darte cuenta que no podés con todo, que no es tu responsabilidad salvar a nadie, que no tenés las respuestas de todo y que lo único que te queda es confiar en vos.

Les comparto una frase que saque de un documental. Y dice:

En nuestra evolución como especie, nos encontramos en un punto de enfrentar un gran cambio de paradigma. Un cambio en la forma que vemos lo que llamamos realidad. Y eso siempre evoca tensiones y miedos. La cultura quiere aferrarse a la vieja visión del Universo. Te das cuenta que has estado limitado todo el tiempo por tu perspectiva de la realidad.

Si hubiéramos conocido la realidad desde éste nivel desde el principio, cuanto más evolucionados estaríamos como seres. Mucha gente tendría miedo de esto. Este es un territorio muy peligroso. Las personas quieren renunciar a la responsabilidad de ser capaces de entender. Y como no pueden entender, entonces tienen fe. Y ponen su fe en otras personas que dicen ser capaces de entender.

¿Cuál es tu verdad? ¿qué te impide ser vos misma/o? ¿Por qué para vos es más importante lo que los demás piensen y no seguir lo que sentís? ¿tenés miedo a ser juzgada/o? ¿tenés miedo a equivocarte? Que vos pienses diferente ¿sería peligroso para quién? ¿quién o quiénes se benefician de tu inseguridad?

Si te equivocas, no pasa nada, “tu pasado no te condena, te hace más fuerte, más sabia/o, redirige tu vida según tus tiempos y el rumbo que elegís” y eso es lo más importante, que vos elijas.

“Yo no me rediré, hoy soy mejor que ayer”. Dice Diego Torres en su canción “Mejor que ayer”.

“Me estoy convirtiendo en esa persona que siempre quise tener  a mi lado”

Paula Vera

Docente-Coach

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