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Reflexiones entre equívocas y univocas: Experimentar (por Juan Oviedo)

Ago 11, 2023

En la tragedia griega, el -héroe trágico-se encuentra en un dilema, debe tomar una “decisión” acerca
de un tipo de actuar, ya que el protagonista está obligado a hacer -una cosa u otra- y tiene alguna
razón para hacerlas ambas, así, un pendular entre lo que “debo” y lo que “soy” acontezca, un ejercer
racional o por el contrario emocional, y hecho inminente con el voto de las “paso” que dirimirá el
oficialismo.
Eslóganes como -patria, pueblo, justicia, república, futuro etc.- son el componente racional que
posicionan la idea del “deber”, lo que debes, más allá del partido que seas y por ello, deberás votar
según esa lógica que significa tal ¡deber!, pero un deber un tanto “alicaído” si tenemos en cuenta la
baja participación de los electores en las presentes elecciones provinciales, por ellos el “militar” que
significa ¡ganar la calle!, es el nuevo imperativo del deber -se debe- el del ¡militar!, y que no se trata
del castrense.
Tal acción de ganar la calle busca “más” el contacto inter personal y, por lo tanto, busca despertar
lo emocional en la gente y desde esa esfera ¡estimular! a que el votante, identifique su “es” con el
“es” del candidato y tal identificar redunde en un -votoY momento de volcarnos a esa referencia de lo trágico, ya que uno de los candidatos en ¡especial!,
sea provocador de la siguiente tensión en los militantes: actuar bajo el dilema del “deber” o bajo lo
que personalmente se “es”, puesto que el “deber” partidario le exija votar a quien ¡no quiera votar!,
pero si se -deja llevar- por lo que se “es” representado por sus emociones, entonces, su partido muy
posiblemente -no gane- las elecciones. Lo que muestra como nunca la instancia –moral- que
presenta tal “dilema”, porque en el fondo se trata de algo moral, actuar conforme a lo que -se pideque actúes o actuar, conforme a lo que “eres” y así, no ¡traicionarte.
Este –pendular- que atañe al “héroe trágico” no es más que un espejo de la “condición humana”
dividida entre -razón y emoción-, pero un “grotesco” de fondo posicione el sutil absurdo de lo
paradójico.
Y alude a aquellos que adhieren o pertenecen a ese partido ¡en particular!, porque siempre se
identificaron con ser un “sentimiento”, su partido es un ¡sentimiento!, el presente dilema tensione
como nunca el colonizar, adoctrinar, adiestrar y “ser” lo que “son”, cuan ciclópea bandera
emocional, la presente contradicción posicione -el deber- que ordena “votar” a quien -no se quieravotar.
Ahora, el actual dilema aparte de señalar esa disyuntiva moral, también, porte un sentido mucho
más profundo aún, y vinculado al de la -traición- como destino ineludible, porque traicionaras al
partido si -no votas lo que “debes”-, pero si lo votas, entonces, te traicionaras a “ti”, y experimentes
la angustia de tal anagnórisis: que lo -que eres-, “no te pertenece”.


Juan Oviedo