• 07/12/2024 08:27

Quién sos sin ese dolor?

Oct 15, 2024

Sin esa tristeza
Sin esa depresión
Sin ese duelo
Sin ese miedo a que te abandonen
Sin ese temor a la soledad
Sin ese vacío que no lo podés llenar con nada

Durante mucho tiempo y aun hoy en día se le huye al dolor. Lo queremos sacar al instante con lo que sea, pastillas, alcohol, drogas y diferentes distracciones.
¿Pero alguna vez te preguntaste que te está mostrando de vos?
¿Quién sos sin ese dolor?
¿Qué hay después del dolor?
Siento que estamos pendientes del final de todo. Siempre reaccionando al final del proceso, es decir, buscar resolver la respuesta al síntoma y nunca vemos cuál es el origen del síntoma. ¿Qué nos trajo hasta acá, por que terminamos así o con esta dificultad o dolor?
A medida que voy aprendiendo sobre las emociones y cómo operan en nosotros, cada vez estoy más convencida que detrás de todo ese dolor y sufrimiento hay un mundo maravilloso por descubrir. No tenerle miedo de adentrarnos en el porque de ahí salimos más fuertes y sabios, sin lugar a dudas.
Las emociones siempre formaron parte de nosotros, ya lo habrán visto en la película intensamente. Al principio de los tiempos eran las básicas miedo, enojo, tristeza, asco y alegría. Gracias a ellas sobrevivimos cómo especie. El tener miedo, nos permitió protegernos y con el enojo defendimos nuestro territorio o pusimos límites, por ejemplo.
Luego, cuando comenzamos a vivir en sociedad se fueron desarrollando muchas otras que se disparan cuando estamos con otras personas. Por ejemplo, la vergüenza, la envidia, soledad, angustia, frustración, etc.
Lo que más nos interpela es poner nombre a eso que sentimos. En muchísimas ocasiones no podemos siquiera saber lo que nos pasa. No hay un registro de nuestro sentir. De lo que nos pasa a nivel interno y eso se debe pura y exclusivamente a que no hacemos el ejercicio de mirarnos y revisar que nos pasa a nosotros. Estamos muy pendientes del afuera y lo que les pasa a los demás. Una especie de escindirnos, separarnos de nosotros mismos y andamos en piloto automático.
En tantísimas oportunidades, estas conductas nos van separando de nuestro dolor. Y eso hace que duela cada vez más. El ser humano es tan fiel a sus patrones de conducta que ni siquiera lo que le hace mal o daño, busca repáralo. Están tan acostumbrados a sufrir que ni siquiera hacen el esfuerzo por buscar otras alternativas de vida. Siguen resistiéndose a cambiar para seguir en ese lugar de víctimas, de carencias afectivas porque esperan que la respuesta venga de afuera y con alguien, jamás se plantean que se puedan dar ellos mismos eso que esperan de los demás.
Recuerdo una consulta de una chica que estaba preocupada porque no tenía pareja, era gorda “según ella” y su madre no la aceptaba. Yo entiendo que estas cosas duelen, no minimizo el dolor ajeno, simplemente estoy analizando la situación desde otros lugares. Porque si seguimos pensando igual, vamos a obtener los mismos resultados siempre.
Volviendo al caso de esta chica. ¿qué oportunidad le está dando ese dolor? ¿qué puede aprender de ella misma? ¿qué le está mostrando ese dolor? Generalmente creemos que los demás NOS HACEN COSAS, y en realidad, el universo te devuelve lo que vos te das a vos mismo/a. Si no nos queremos o aceptamos tal cual somos, eso vamos a ver y vivir en el exterior con las personas que nos rodean. Por eso siempre insisto en que se conozcan, puedan adentrarse en sus heridas y ver que les dice de su historia de vida.
Hay personas que se pasan la vida llorando por un ser querido que ya no está o un amor que nunca volvió. Todo duelo tiene sus etapas, que son necesarias para transmutar ese dolor en aprendizaje. Lleva tiempo, lo sé. ¿Pero por qué aferrarse a ese dolor? ¿te gusta sufrir? ¿sabías que tu cuerpo se acostumbra a ese dolor y te pide más de eso cada día? Todo lo que sentimos proviene de un pensamiento. En nuestro cuerpo se liberan químicos que nos hacen sentir de una forma u otra. Alegres o tristes. Si seguimos alimentando esa tristeza, esa emoción es la que predomina en mi vida y en el día a día. Aceptar la realidad es lo más duro. Aceptar que las cosas no son como queremos es lo más duro. Pero es el paso que hay que dar para poder ver la situación como aprendizaje y no como castigo.
No duele para que sufras, duele para que hagas algo. Los seres humanos somos personas resilientes, hemos pasado por tantas cosas atroces y sin embargo estamos acá, cada vez buscando ser mejores, enmendando errores del pasado como colectivo social y también de manera individual.
No sos tu dolor. Detrás de ese dolor hay una nueva persona esperándote. Más fuerte, más sabía, más empática y más humana esperando a que la conozcas. Reconocer nuestras faltas, ser más vulnerables y reconocer que nos equivocamos, nos libera, nos habilita a tener el derecho de hablar en primera persona por haber transitado ciertas experiencias y eso se convierte en sabiduría de vida. El equivocarnos, nos da la posibilidad de elegir de qué lado queremos estar. Ya estuvimos en el “infierno”, ahora nos vamos a construir el “cielo” acá en la tierra. Y créeme que tenemos todo para hacerlo y vivir mejor. Con cada decisión diaria, con cada cambio de hábito que te aleja de la persona que querés ser, con la elección de qué emociones quieres alimentar en tu vida, créeme que lo lograrás. Sos más fuerte de lo que pensas.
“Están destinados a ser Únicos. A ser la expresión
Singular de la Divinidad que cada uno expresa.”

Paula Vera
Docente- Coach
Instagram @sentir._ok