No puedo pensar en ti sin sentir la punzada del remordimiento que genera el recuerdo de todo lo que no pude hacer para que fuéramos más felices, lo que dije e hice sin adivinar los efectos que tendrían directamente o indirectamente sobre tu bienestar, las torpezas y los golpes bajos, mi egoísmo siempre justificado; pero no es inocuo, eso no se llama amor, su ausencia expuesta en ciertos de mis actos sería justamente la prueba de que el amor existe; cuando no está es ahí donde más se percibe y se entiende porque llena las letras de tantas canciones.