Camino buscando La Palabra, sé que está en algún silencio. Voy por calles alejadas del barrio, viajo a lo más hondo de los lenguajes babélicos de la memoria…
Hay que mezclar el trabajo con los placeres. Si esa posibilidad no existe en tus días, estás en el lugar equivocado, solía decir Ichu.
Mi espacio es perfecto, es un punto de expansión y explosión creadora donde nacieron ideas que fermentaron hasta transformarse en licores causantes de lindas borracheras.
Tengo que habitar ese patio adentro mío, en el que vuelvo a tener dieciséis y encontrarme con la magia de la Poesía y el fuego que pierde la gente madura. Sigo pensando. Nunca dejé de jugar, es cierto, pero caí varias veces y hay huesos que se resintieron.
Escribo silencios, anoto lo inexpresable, fijo los vértigos, el infierno y los desarreglos de Rimbaud tal vez sean la clave real, una llave que abre una sola vez la puerta donde está ese mantra, como luz o como murmullo del caos.
La búsqueda dura lo que dura mi eternidad, el pensamiento está lleno de signos sin sentido. Los recuerdos son construcciones erróneas y el futuro es solo lo inmediato, si lo veo.
