• 19/05/2024 18:03

Hoy por ti, mañana por mi

Feb 1, 2024 #sentir ok

¿Qué le damos a los demás?

Cuando das algo ¿esperas algo a cambio?

¿Estás cansada/o de dar?

¿Sentís que cuanto más te esforzas en ser buena persona te pasan cosas malas?

¿Alguien alguna vez reconoció tus gestos y buenas actitudes?

Para la mayoría de las personas que crecimos creyendo que tenemos que resolverles la vida a los demás o que depende de nosotros, en alguna medida, el bienestar de los que nos rodean, llega un momento en que nos quedamos sin fuerzas, parece que cuanto más nos esforzamos, peor salen las cosas. A pesar de todos nuestros intentos por ver bien a los demás, no logramos que así sea y nos frustramos.

A mi me gusta analizar y pensar las cosas desde el AMOR. Que quiere decir esto, que nuestra familia y la sociedad fuimos creciendo con lo que se sabía y lo que podíamos hacer en esos momentos. Cuando comencé a estudiar y aprender sobre el mundo emocional, me fui dando cuenta, que nadie les habló o enseño a nuestros antepasados, papá y mamá, a conocerse a través de las emociones. Ellos también la padecieron o padecen.

En notas anteriores les hable de que las emociones no son malas, no podemos deshacernos de ellas y lo bueno de todo, es que siempre estamos a tiempo de aprender gracias a la neuroplasticidad de nuestro cerebro, esto significa, que siempre podemos aprender, ¡toda la vida! ¿Sabés por qué? Porque nuestro cerebro quiere cuidarnos. Entonces siempre se está actualizando. Por eso hoy en día, hay muchas personas con ansiedad, el cerebro no llega a procesar y entender la nueva información, sumado a que nosotros desconocemos las funciones de nuestro cerebro y no sabemos cómo hacer que él trabaje para nosotros. Dándonos a cada instante –más si vivís en argentina-, situaciones de alerta, cuidado o peligro.

Volviendo a esta idea de ver desde el AMOR, es que antes nos hicieron creer, a todos, que hay que ayudar a los demás, hay que ser solidarios, hay que compartir, entre otras acciones que tienen que ver con dar algo hacia el afuera. ¿Pero qué sucede con nosotros? A la larga, eso hizo que muchas personas se centren en el afuera y no en sí mismos. ¿Cómo me doy amor a mí misma/o? ¿dónde y cuándo debo poner límites? ¿hasta cuándo o cuánto debo pensar en los demás para que eso sea saludable para mí? ¿hace cuánto tiempo estás esperando a que esa persona entre en razón o haga lo que le decís? ¿Cómo te hace sentir? ¿te diste cuenta que hacés lo mismo con varias personas? No tengo dudas que tenés buenas intenciones y que querés ver bien a los demás, pero llega un punto en donde debemos parar y ocuparnos de nosotros. Eso se llama AMOR PROPIO. Tal vez, en ese punto, como ya no estás dando tu tiempo y energía a otros, estos se den cuenta de tu ausencia, y te tilden de insensible, mala persona o te juzguen por tus nuevas acciones. Debo decirte, es el comienzo de que te empiecen a respetar y ¿sabés por qué? Porque primero te empezaste a respetar vos, empezaste a pensar que tu tiempo es valioso, que tu compañía merece ser disfrutada, que sos una persona con un corazón enorme y que, si los demás no lo pueden ver, vos sí. Ya no te peleas y no lo hacés como un niño o niña malcriada, buscando atención y haciendo berrinches, sino que sabés que diste todo de vos y los demás tienen sus propios tiempos en madurar o ver las cosas de otra manera, no digo que vea como vos, no como vos querés sino de estar dispuestos al diálogo y construir algo juntos. No se trata de que las personas hagan lo que queremos, sino que, en nuestras relaciones, tanto de amigos, parejas o familias, buscar el punto de equilibrio, apuntar a que todos se sientan cómodos y respetados en esa relación. Que cada ser humano, se sienta que es escuchado, respetado y tenido en cuenta.

Yo creo que siempre podemos aprender de las personas que nos rodean, todos tienen cosas positivas y negativas, así como nosotros las tenemos. Pero el punto es buscar ese equilibrio, que cada una de las partes elijan ese bien-estar, que elijan querer estar mejor, que elijan dialogar. ¿Por qué recalco la palabra “elegir”? porque cuando elegimos, eso trae consigo una intención consciente y no una acción obligatoria o automática. Al estar presentes en mente, cuerpo y emociones, es que nos podemos ocupar del asunto de una manera adulta y responsable. Veo y escuché muchos casos, en donde los adultos, por no querer hacer frente a las situaciones, o no saber expresar lo que realmente quieren, esas relaciones –con hijos, con las parejas, con amigos, etc.- se vuelven viciadas de una serie de acciones automáticas y lejos de mejorar, empeoran.

Como les conté varias veces en estas notas, las habilidades emocionales se aprenden. Se practican. Pero para eso debe haber una intención genuina y cierta madurez para conversar y reconocer que no siempre tenemos la razón. La mayoría de los conflictos se dan, debido a que cada parte quiere tener razón y eso es imposible de superar si ambas partes no están dispuestas a ceder y buscar una solución más conveniente para todos. Tenemos ejemplo de sobra, cuando vemos a los políticos, cada quien tirando para su lado o anteponiendo, sus ideales antes de reconocer el mérito ajeno o las ideas acertadas para el bien mayor de toda la población.

Con la educación emocional, todos estos conflictos sociales se irán resolviendo desde otro lugar. Obviamente que se seguirán dando discusiones, pero desde un lugar más elevado, como les dije anteriormente, para el bien mayor de todos, incluso de ellos –los políticos.- ya que son parte de esta sociedad.

Cuando cada uno sabe su valor, sabe canalizar sus energías, sabe lo que quiere y cómo puede aportar esa luz al mundo, muchos de los problemas se resolverán. Seremos adultos capaces de resolver y sobre todo reconocer nuestras heridas o dolores y no hacerle responsable a los demás que las solucionen, sino que tendremos los recursos para ocuparnos de nosotros mismos. A caso ¿puede saber la otra persona exactamente como te sentís? ¿Cómo podría saber lo que querés o necesitas si ni vos lo sabés?

Lamentablemente, todavía no podemos leer la mente. No podemos saber con exactitud lo que le pasa, siente o piensa la otra persona, simplemente porque no estamos en su interior.

Hay un ejercicio hermoso que hicimos en coaching que se llama la “rueda de la comunicación” y consiste en conversar a palabra plena con esa persona, – quiere decir ser sinceros y decir lo que pesamos-, que creemos que tenemos un conflicto. Digo creemos, porque muchas veces nos creamos una película en la cabeza que nada que ver y justamente al conversar con esa persona, de una manera honesta y haciéndome responsable de mi manera de pensar-juicios-. Se busca aclarar las cosas. Eso sí, no podemos obligar a alguien a que quiera conversar, o que cambie de actitud, lo único que podemos hacer, es hacernos responsables de nuestra parte, del otro 50 % de la relación, depende de la otra persona, y es libre de decidir. Pensa que por lo menos, pudiste expresar lo que sentías y pensabas y eso te libera un montón, como decimos muchas veces, estoy con la conciencia tranquila, yo hice mi parte.

Te comparto el ejercicio por si lo querés hacer con alguien y que ambos estén de acuerdo. Por lo menos que te escuche.

Ejercicio:

Rango histórico: Se define la historia de la relación ej: pareja, compañeros de trabajo, mi hijo,

  1. ¿Cuál es la historia de la relación? ¿Cuá es la idea previa que tengo acerca de la persona? Dejo de lado lo que pienso acerca de ella.
  2. ¿Cuáles son las emociones de la relación cuando estamos juntos o cuando pienso acerca de la relación?

Rango de responsabilidad

  1. ¿Con qué estoy incompleto en la relación? ¿qué me falta?
  2. ¿Qué puedo modificar en mi manera de pensar sobre esta relación y escuchar más generosamente?

Rango de la relación y el resultado

  • ¿Qué acción o acciones estoy dispuesto a hacer?
  • ¿Qué le quiero pedir y que le puedo ofrecer hacer de mi parte?
  • ¿Qué me comprometo a hacer yo para que esta relación mejore?

Como verán, a través de éste ejercicio, hay un compromiso de nuestra parte. En esa conversación es sumamente importante ser honestas/os, decir lo que realmente estamos dispuestos a hacer, ceder o cambiar en nosotros. Es buscar y llegar a acuerdos que les beneficie a ambas personas.

Aunque esa persona no quiera hablar con vos, podes hacer el ejercicio con vos misma/o. Para ir conociéndote un poco más y saber lo que necesitas o querés hacer.

Parece una obviedad, que conversando se arreglan los problemas, pero no todos tenemos los recursos o maneras apropiadas para hacerlo –comunicación asertiva-, y muchas veces, ni siquiera sabemos lo que queremos. Tranquila/o, estos temas son muy nuevos, hace muy poco tiempo que se los tiene en cuenta y van saliendo estudios e investigaciones, que van comprobando su eficacia o la importancia en la vida de las personas.

Las emociones no son una cosa aislada de lo que nos pasa en la vida cotidiana. Nos ayudan a tomar decisiones y están íntimamente ligadas a nuestra manera de pensar. Así como pensamos, vivimos. Y así como vivimos tiene que ver con las decisiones que tomo por las emociones que siento. Y las emociones que siento vienen de una manera de pensar, que te acostumbraste a hacerlo de una manera, por lo tanto, las respuestas o decisiones siempre son las mismas, al igual que los resultados.

Entonces la clave está, en cambiar el foco, acostumbrar a nuestra cabeza a ver las cosas de otra forma. ¡Cuestionarse!.

¿Qué busco cuando ayudo a los demás?

¿Para qué ayudo?

¿Te pidieron ayuda?

¿Cómo sabés lo que es mejor para los demás?

¿sabés que es lo mejor para vos y tu bien-estar?

Eso que das a los demás ¿te das a vos misma/o?

¿Sabés cómo dártelo?

Una de mis películas favoritas, se llama “Comer, rezar, amar” con Julia Roberts, donde ella busca conocerse cada vez más. Por lo menos esa es mi interpretación, sumado a que es un poco romántica como me gustan a mí. https://bibliotecaia.ism.edu.ec/Repo-book/a/Amate-a-ti-mismo-Cambiara-tu-vida.pdf

Te comparto este PDF, de Louis Hay “Amate a ti mismo”, donde tenés una serie de preguntas en diferentes ámbitos de la vida, salud, dinero, sobre tu infancia, etc. A mí me ayudó mucho a conocerme. Hay que tenerse paciencia, tenemos toda la vida para conocernos, de eso se trata para mí, conocernos y sacar nuestra mejor versión para compartirla con los demás.

Podes hacer los ejercicios que más resuenen o tengas la necesidad en estos momentos y luego seguir con los otros. Lo que recomiendo es escribir, así vas teniendo un registro de tus avances y es una forma más eficaz de damos cuenta de cosas que, si quedan en el plano de la mente, no lo podríamos ver.

“Resulta muy amenazante admitir que no tienes razón. En estos casos el cerebro se inhibe y prefiere no considerar siquiera la posibilidad de estar equivocado”. Frase de Elsa Punset, en su libro “Una mochila para el universo”.

Paula Vera (coach/docente): Instagram: @sentir_ok