• 19/05/2024 21:23

El precio de ser buena

Feb 20, 2024

¿Cómo reaccionas cuando te agreden o pasan tus límites?

¿Cuántas veces te callaste y no dijiste lo que querías por evitar el conflicto?

¿Qué hacés cuando te enojas?

¿Te permitís estar enojada/o?

¿Podes poner límites en tus relaciones?

¿Te podés poner límite a vos misma/o?

Por alguna razón, cuando somos chicos, vamos probando que estrategia nos sale mejor para conseguir el Amor y la atención de papá y mamá, aquello que resulte mejor y nos funcione la mayoría de las veces, se convierte en un patrón, un hábito. ¿Te acordás de la nota en que escribía sobre, lo que repetimos, se hace un hábito o costumbre?

Y muchas veces, esos comportamientos no son muy buenos y tienen que ver con la actitud de niños o las respuestas que tienen los niños. Cada miembro de la familia, es como que toma un rol diferente, los que tenemos hermanos lo sabemos bien, hay los que se ocupan de los padres, están los que se aíslan y no participan de la familia, están los enojones, están los que parece que la vida es un carnaval, están los indecisos y preocupados, están los optimistas, los que saben escuchar, los tranquilos, etc…

En mi proceso de auto descubrimiento, sabía que tenía que ir más profundo, más hacia dentro de mi ser, para entender porque me comportaba de cierta manera. Como me gusta leer, buscaba libros que me den las respuestas, en mis oraciones pedía que llegaran a mí, las personas, libros o las respuestas a mis inquietudes. Así fue que encontré en audio libro en spotify que se llama “transforma las heridas de tu infancia”, entonces comencé a escuchar audio libros mientras viajo a la escuela todos los días. Fue uno de los nuevos “buenos hábitos” queintroduje en mi vida.

En éste libro, explica sobre las cinco heridas que tenemos las personas al nacer, y se dan debido a la interpretación que hacemos con nuestra pequeña cabecita –hablo de ser niños, no piensan como adultos-, de la relación con nuestros papá y mamá.

Esas heridas son, el rechazo, el abandono, la injusticia, la traición y la humillación. Es maravilloso ir comprendiendo todas estas cosas, porque nos da un enfoque diferente de la vida, por lo menos eso es lo que busco siempre, no quedarme en la crítica externa, donde los demás “me hacen cosas o son los culpables” de lo que me pasa, sino encontrar un punto de vista superador para mi vida.

Gracias a ese libro, pude darme cuenta que las heridas con las que me identificaba, eran las de rechazo y abandono. ¿Qué quiere decir esto?, en lo más profundo de nuestro ser, cuando nos empezamos a conocer y entender, nos damos cuenta de los miedos más profundos y a través de los cuales surgen otros más, pero si detectamos los de base, digo los miedos de base, los demás van desapareciendo.

Por ejemplo: esto de escribir en un medio digital donde no sé quién lee mis notas o en mi Instagram de @sentir._ok, no sé con qué me voy a encontrar. Hay personas que no piensan igual, no interpretan de la manera en que quiero que llegue el mensaje y eso puede dar a malos entendidos, por lo tanto, puedo ser agredida, rechazada y eso me va a doler porque es una de mis heridas de base. ¿Se entiende? No es lo que las personas hacen, sino lo que yo hago o me pasa con eso que hacen las personas. Por eso cada persona reacciona de manera diferente. Por eso hay personas que buscan justicia para todos, que en realidad pudieron sufrir experiencias en su infancia donde se tuvieron que hacer responsables de cosas de adultos, -sufrieron injusticias-, por ej: hacerse cargo de padres o madres alcohólicos, salir a trabajar a temprana edad, etc.,

Con lo del abandono, les cuento que mi papá trabajó toda su vida 12 horas, -si gente, en pleno siglo XXI-, por lo tanto, mi interpretación era que mi papá no estaba, de manera simbólica, -esto quiere decir que no estaba -, “me abandono”, pero eso pensaba cuando era una niña, ahora entiendo, que lo hizo para darnos de comer o cubrir las necesidades de su familia. En el caso de mi mamá, una mujer que se casó muy joven, que ella misma nos cuenta que tenía sueño, era una ¡adolescente!; imagínense una adolescente hace 50 años atrás, cuando yo la veía estaba en su mundo, preocupada y “no me veía”, por lo tanto, me construí la idea de que no me querían. Vuelvo a decir, es lo que vamos pensando con nuestra cabecita de niños, inocentes. El cerebro necesita certezas, no le gusta la incertidumbre, entonces nos construimos una idea o creencia de lo que sucede, pero según nuestra interpretación, eso no es la verdad. Lo hace porque le da tranquilidad. Por eso, nos molesta tanto cuando nos contradicen o critican, nuestro cerebro se niega a buscar otras opciones, otra forma de ver las cosas ¿para qué, si así está bien y cómodo?

Gracias a todo lo que voy aprendiendo, leyendo, haciendo cursos o lo que me comparten amigas y amigos, vamos aprendiendo juntos y desde el AMOR, como me gusta decir. Entendí que todos hacemos lo mejor, nuestros ancestros hicieron lo mejor y con los recursos que había y que por alguna razón de fondo, a veces seguimos repitiendo conductas y nos comportamos de alguna manera, donde todos buscamos ser reconocidos y que nos amen.

Lo veo en la escuela, hay chicos que quieren ser vistos de alguna manera, algunos son los chicos 10, sobresalientes y otros son los que pelen, no hacen nada, son los que te discuten todo, – eso me encanta, siempre y cuando tenga sus argumentos-, ya los veo desde otro lugar, me dan ternura, veo su necesidad de reconocimiento y validación. Veo cómo buscan destacarse de los demás con sus look y comportamientos, como que tienen que hacer algo para ser queridos. Y esa validación solo viene de adentro, cuando nos vamos aceptando a nosotros mismos. Ellos están en pleno proceso, dejando de ser niños y pasando por una de las transformaciones más significativas como seres humanos. Construyendo su personalidad y van tomando de lo que ven, escuchan y hacen en su entorno.

Hice ésta introducción, para aclarar o por lo menos que comprendan de dónde viene lo que les voy a contar de mí, lo que dice en el título de la nota de hoy “el precio que pagué por ser buena”.

En mi época, cuando era chica, los adultos hablaban de “portarse bien”, “no hagas macana”, saluda, ayuda a los demás, hablaban de otros chicos y “elogiaban sus buenas notas y lo bien que se portan”, entonces fui comportándome de esa manera, ¡y si! ¡Dio resultado!, la gente me decía “lo buenita que era”, todavía recuerdo cuando la Sra Mari, mi maestra de 7° grado, comenzó con “mi terrón de azúcar”, en su nota de despedida en mi cuaderno. Halagando la niña buena, responsable y “educada” que era.

Entonces fui creciendo con esa idea. Se volvió un patrón de comportamiento. No podía conectar con el enojo, menos expresar lo que sentía. Porque ¿qué iban a decir de la niña buena? Si me comportaba de otra manera, ya no me iban a querer, me iban a rechazar. ¿Van entiendo la relación entre lo que sentimos de fondo y el comportamiento de las demás personas?

El precio que pagué por ser buena y callarme es tener hipotiroidismo, es una enfermedad de las tiróides, y según la Biodecodificación, una de las nuevas terapias holísticas, tiene que ver con callarse cosas.

Me resultaba muy difícil, decirles a mis padres lo que realmente sentía, y les hablo de ahora, tan solo unos años atrás. Todavía estaba en mi cabeza que “a los padres no se le contesta”. Ellos me decían ¿cuándo venís a casa? Y yo solo quería quedarme en mi casa el finde a descansar, ya que viajo todos los días a la escuela y estaba cansada. No saben cómo me costó, poder decirles que los quiero, pero a veces no tengo ganas de ir a su casa. Y así con un montón de cosas, poder poner en palabras, verbalizar lo que “yo pienso”, sobre todo cuando opino diferente. Siempre me callaba, no solo con ellos, sino con mis amistades y mi pareja.

Siempre mi cabeza buscaba los argumentos para validar lo que los demás decían, nunca tenía la valentía para decir, yo pienso y siento diferente. Y plantarme, “caiga quien caiga”.

Así me fui disociando de mí, me fui alejando tanto de lo que sentía que ya no sabía quién era y que quería, para mi vida. Tenía tanto miedo de todo, de quedarme sola -, herida de abandono-, de que nadie me quiera, -herida de rechazo-, pero la que se había abandonado y rechazado era YO.

Toqué fondo, no podía más, la vida no tenía sentido. Nada me entusiasmaba y no veía la salida. Algo dentro de mí me decía, la VIDA es otra cosa, no es solo trabajar, tener hijos e irse de vacaciones. No venimos a sufrir sino a descubrir quiénes somos realmente.

Hace 5 años que me ocupo de mí, hago diferentes terapias, para entenderme, para conocerme, no culpara a otros, en definitiva me hice responsable de mi vida.

¿Saben de qué me di cuenta? Cuanto más me quiero y respeto, atraigo ese tipo de personas a mi vida. Personas que respetan mi manera de ser y pensar, que enriquecen mi vida, aprendí a respetar y entender a los demás, ya que, así como yo no me daba cuenta de muchas cosas, los demás también tienen sus propios desafíos en su vida y todos estamos en la búsqueda de ese bienestar y paz.

Otra de las cosas más importantes que aprendí, que el desafío más grande que tenemos todos, es el de “tener el valor de ser nosotros mismos”, auténticos y honestos. ¿qué te impide decir o hacer algo? ¿Es la culpa? ¿El miedo al rechazo? ¿a que se burlen de vos? Es tan profundo lo que les digo, que tal vez, algunas personas no me comprendan, pero bueno, esa es la idea, compartir con ustedes “mi opinión” como dice la columna, para que te pienses, te cuestiones tu vida. Obviamente, no estoy diciendo lo que deben hacer o cómo actuar en su vida, si estás bien y conforme, eso está ¡perfecto! Me alegro por vos, pero si no es así, saber de que la vida de los demás no es tan perfecta como se ve de afuera,-nadie sabe con certeza por lo que está pasando cada persona-, nos tranquiliza, nos damos cuenta que todos tenemos nuestras propias batallas por superar. Ojala, algo de lo que te comparto te sirva para quererte un poco más, tenerte paciencia y te den ganas de ocuparte de vos.

¿Cómo hago eso? Empezá a buscar videos, sitios o personas donde se hable de lo que sentís, podés empezar a escribir o grabar un audio en el celu, eso te ayudará a desahogarte y aclarar tus ideas, lee libros, una vez detectado tu inquietud, podés abordarlo o pedir acompañamiento de algún profesional, escucha tu corazón. No tengas miedo de escucharlo, es el que sabe cómo te sentís y te guía. No estás sola/o, siempre aparecen personas en tu vida que te acompañan en el proceso de la vida.

En este mes que representa el amor, no te desdibujes por encajar, hazte responsable de tus carencias emocionales, acepta tus miedos, mira que te dicen, escribilos y analiza que tan reales son. Los miedos también tienen una función positiva en nuestra vida. Nos cuidan y nos dicen que debemos desarrollar o aprender para sentirnos mejor.

Pagué muy caro por ser buena, aprendí lo valioso que es ser una misma. La persona que te dice que es fácil, es porque no tiene idea quien es. Los más duro, es encontrarse con una misma y darse cuenta de todo el daño que nos hicimos durante años. Eso sí, porque no sabía, era inconsciente. No me daba cuenta.

Nadie me pidió que sea buena, me lo construí yo, para conseguir el afecto de los demás.

Les comparto un fragmento maravilloso del libro que estoy leyendo “Tu nombre ancestral, es abundancia” de Enric Corbera.

La vida siempre nos presenta situaciones que nos provocan miedo. Las percibimos como crisis, pero son energías que nos impulsan a cruzar el umbral de nuestras limitaciones mentales. Son oportunidades para desarrollarnos y evolucionar espiritualmente. Muchas de estas crisis no tienen nada de especial. Es más, son muy comunes. Provocan en nosotros ansiedad, desesperación y, sobre todo, una profunda sensación de soledad.

Y recuerda:

La mayoría de tus reacciones son ecos del pasado. Tus emociones son lo más centrado en el presente que tienes. El pensamiento suele referirse al pasado o al futuro, pero la sensación está en el presente. No hay que olvidar que las heridas sepultadas se disfrazan de ira, ansiedad, culpa y depresión. (pág 108- 109)

Somos más poderosos de lo que nos hicieron creer, te invito a que te descubras y encuentres tu potencial. ¿Qué te gusta hace?¿qué cosas harías gratis? ¿En qué momento o actividad te pierdes en el tiempo y podés pasar horas?¿En qué ámbitos sentís que podes compartir todo tu potencial?¿ Querés compartirlo en comentarios?

Paula Vera

Docente- Coach

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