Humillación, ser humillado es un sentimiento de deconstrucción en “uno mismo” y posee una severa marca moral, porque el hecho de humillar como acto moral, es por -devaluar- un valor y la consiguiente emoción que ese devaluar significa, la herida, el -ser herido-, por el cual ser humillado es ser dañado en la “interioridad” del devaluado, ahora, la cuestión adquiera mayor gravedad cuando “quien” te humilla -no sea- por la acción de un tercero sino por tu “propia” condición e identidad, lo que hace que esa humillación sea permanente fuente de vergüenza, ¿sabes lo que implica la vergüenza?, “turbación” por ser -lo que eres-, el 30 de noviembre se juega la final de la copa Libertadores en el Antonio Vespucio Liberti (hoy, más monumental) entre dos equipos “brasileros”, Mineiro y Botafogo,……. ¿lo entiendes?
La vergüenza de mostrarte River Plate como equipo denigrado públicamente sin corazón, sin futbol, sin ideas, sin competir en las semifinales de la copa Libertadores e implícitamente arrodillarse sabiéndose “inferior”, así, la humillación de lo propio comenzó ahí, en el menosprecio de si y que -no es- la conciencia de lo real como carencia, sino en el mostrarte abundancia cuando ¡no lo eras!, como parte de un proceso de parasitación que hubo comenzado por la mala temporada de enero, y la adquisición de “malos” jugadores, incorporaciones sospechadas de negocio, con el D.T. de entonces como cómplice de una
comisión de futbol tras su conveniencia, y del looby mediático tras los intereses del entrenador endiosado, tal fueron los jalones del proceso de parasitación, cuyo significado es el –sobrevivir- a costa del otro, todo eso fueron los mojones a la presente humillación Pero hubo otras, la historia señala ciertos traspiés como el 4 a 2 contra Peñarol y origen del mote de “gallina”, descender a esa categoría menor del futbol argentino llamado B, estar -18 años- sin salir campeón y hoy. ser eliminado por equipos de bajo presupuesto en el presente año, tal ser el recorrido de este club denominado el “más grande”.
Los triunfos como las derrotas son parte del juego, ahora, cuando se esboza una jerarquía, calidad y cierto escalafón superior más allá de la media, como el posicionar una escala ¡vertical! respecto a sus pares, el campo de juego debe reflejar tales “premisas”, pero lo peor -no sea- eso que no se cumple en la cancha, sino en tapar la presente “mediocridad” del jugador de River desde el año 22 hasta la fecha, y con el dolor de ya -no ser- y actualizar el “poster” de Madrid, con la incorporación de jugadores -viejos, lesionados-, quienes se aprovechan de tal recuerdo para recalar y vivir de esa “regalía” en sus últimos años, por
supuesto, táctica que intenta ocultar la presente mediocridad en todos los ámbitos del “más grande”.
¿No te da vergüenza, que estar bajo el proceso de parasitación señalada, continúe vigente la frase “vivir y jugar con grandeza”?, esta suprema expresión es un –ethos- desmentido por lo espurio ya señalado,……… ¿entiendes?, River -no es- una institución autárquica del futbol, por ello los medios ensobrados hablarán del River ¡institución!, del Vespucio Liberti y su capacidad de 86.000 hinchas, pero ¿no te avergüenza no ser anfitrión?, entonces, un repaso inmediato nos muestre al “oportunista” endiosado, pero que ¡no juega!, la hinchada ¡tampoco!, y la mala suerte ¡menos!, entonces, ¿en donde resida la grandeza?, ¡yo te lo digo!, en no haberte humillado a “vos” mismo con este 30 de noviembre ocupado por -torcidas
brasileras-, por el cual desde esa fecha el -más monumental- “devendrá” en el -¡más torcedor!-
¡Malditos!, eso es lo que habéis hecho……….
Juan Oviedo