• 07/05/2024 23:13

El estado del ser (parte 1)

Mar 26, 2024

¿Alguna vez tuviste una sensación de plenitud?

¿A veces crees que sos mucho más de lo que sentís?

¿Tenés necesidad de estar en silencio con vos misma/o?

¿Disfrutas de tu propia compañía?

¿Miras con más AMOR y comprensión a los demás?

Y lo más importante ¿Te percibís con más Amor a vos misma/o?

Hoy quiero compartir con ustedes algo más profundo, algo del mundo que estoy descubriendo en mí y que antes no tenía acceso, no porque no estuviera ahí, sino porque yo estaba pendiente del mundo exterior, por lo tanto, no conectaba con mi interior.

Si bien voy a utilizar un lenguaje que se utiliza en el ámbito religioso, la idea de hoy no pretende hacer foco en alguna religión o credo, sino en lo que considero que es nuestra esencia divina.

A lo largo de mí vida, como muchas de las personas, en algún momento nos cuestionamos estas cosas ¿Existe Dios?  Si es así ¿por qué me pasan cosas malas? ¿me está castigando?

La vida y mis experiencias me llevaron a conectar con el mundo emocional, que como digo siempre, hay que sentir para que se manifieste en el exterior “nuestros deseos” para denominarlos de alguna manera. Ese mal-estar emocional que sentía, me llevó a buscar la solución. Algo dentro mío me decía que tenía que atravesar de una vez por todas esas emociones y de verdad, no sabía cómo hacerlo. No sabía por dónde empezar y sentía que cada vez dolía más.

Acá aparece ésta idea de la cual les quiero contar hoy. El estado del Ser. En mi camino, fui encontrando libros haciendo otras terapias como constelaciones familiares, registros akáshicos, Biodecodificación que me fueron dando respuestas del mundo del cuál provenía. Es decir, no sólo de lo que yo sentía sino de toda mi familia y ancestros. Eso lo hablaremos más adelante, en otras notas.

A medida que iba entendiendo mi mundo interior, mejor me sentía. ¿Vieron que siempre les digo que tienen que trabajar en ustedes, en conocerse? Bueno, por eso les quiero contar mi experiencia en relación al tema de hoy. Cuando comencé a entender por qué sentía lo que sentía y de donde venía, comencé a abrazar esos momentos de dolor con Amor y comprensión a mí misma. Me di cuenta que esa manera de tratarme y hablarme me hacía mal y que fue una construcción que yo misma fui incorporando a mi vida, de todo lo que interpretaba y escuchaba a mi alrededor, en casa, en el colegio, entre amigas, en la sociedad, etc.

Entonces me di cuenta que YO NO SOY ESO, no soy esas emociones y no soy esas “creencias”, sino que hay algo mucho más puro, infinito e ilimitado que es el estado del Ser, es la conexión con nuestra esencia divina, que la tenemos todos, pero que por esas creencias que tenemos nos separa de esa esencia amorosa. Por eso sufrimos. Por eso sufría y sentía tanto dolor, porque me alejé de mí, de mi esencia. Y todo tiene un límite. Esa energía de Amor, el Universo o Dios, como quieras llamarlo, nos creó para que seamos libres, nos regaló el libre albedrío. Gracias a éste regalo, las personas vamos por la vida haciendo lo que queremos, literal. Lo que queremos porque somos libres.

En uno de los libros que escuche, – porque era un audio-libro- camino a la escuela decía, “que primero tenemos que experimentar lo que no somos, para luego saber lo que verdaderamente somos”. Esta frase me resonó mucho, porque como les dije estaba cansada de pasarla mal.

Recuerdo ese día, me fui sola, -cosa que hasta ese momento no me animaba a hacer, salir sola- , a un arroyito que queda cerca de Oberá, necesitaba llorar, sentía que tenía que liberarme de algo y que el lugar era la naturaleza. En ese lugar, sola con mi tristeza, lloré y mucho, sentí que el pecho me quemaba, hoy sé que ahí, en el pecho, es el centro más grande de Amor, está nuestro corazón y que a medida que fui creciendo me fui cerrando al Amor. En ese momento, me entregué a Dios, Divinidad, a la luz Rogué y pedí que me guiará y acompañara en éste proceso.  Hoy creo, que ese día fue el día en que elegí de qué lado quería estar. Del “bien o del mal” como se dice.

Desde ese día, me fueron cayendo las fichas, obviamente que sigo teniendo dificultades, pero ya las atravieso desde otro lugar. Me dí cuenta que yo alimentaba ese dolor con mis pensamientos, mis ideas con respecto a mí “pobrecita yo que tengo que estar en esta situación”; “no le importo a nadie”; “no soy suficiente” siempre buscando convencer a los demás que soy buena, que me pueden querer, pero siempre esperando ese amor y reconocimiento del afuera. Es decir, que yo con cada pensamiento fortalecía y reforzaba esas ideas en mí y por supuesto que me sentía mal.

Como les dije, todo tiene un límite. Esa energía de AMOR, nos creó a su imagen y semejanza, nosotros estamos inmersos en ella, no podemos alejarnos porque nos constituye. Eso sí, por el libre albedrío, podemos elegir “no creer” y buscar esa paz y satisfacción con cosas externas a nosotros y eso está bien. La experiencia de cada persona es sagrada, cada quién elige transitar su vida según sus elecciones. Ahora te pregunto ¿estás eligiendo vos en tu vida? O ¿sos el producto de lo que está bien visto que hay que hacer? Sé muy bien lo que implica tomar decisiones diferentes a nuestro comportamiento habitual, les choca y obviamente que molesta y genera mal estar en nuestro entorno. Pero como les dije, toqué fondo, ahora tocaba dar ese empujón que me impulsó a salir de ese lugar. Era YO o los demás.

Era como que necesitaba encontrarme conmigo. Saber qué quería para mi vida e ir por ello. Eso implicaba decir NO, poner límites y elegirme. Lo que veo mucho en la mayoría de las personas, es que buscan un cambio, pero no quieren asumir las consecuencias o no hacer nada, que todo llegue por arte de magia, “lo dejan en manos de Dios”, así no tienen que hacerse responsables de tomar las decisiones y después tienen a quién culpar, se agarran con los demás, cualquiera menos hacer una autocrítica y ver para qué están en esa situación. Y así sigue el circulo de una vida de rutina, aguante y queja.

Recuerdo haberle dicho a mi familia y amigas, que de paso les doy las GRACIAS públicamente, por estar siempre para mí, de que necesitaba estar sola, yo les iba a avisar si quería algo. Solo necesitaba eso, estar sola para organizar mi cabeza, replantearme mi vida y cómo iba a seguir.

Entendí que las emociones, se las acepta, se revisa que nos quieren decir y se agradece por traernos la información. Ninguna es buena o mala. Lo que pretendo en mi vida hoy, es encontrar ese equilibrio entre unas y otras y no seguir alimentándolas con mis ideas y juicios, porque, así como pensamos sentimos y así como sentimos, actuamos.

Hoy puedo decir que encontré un equilibrio entre lo público y lo privado. Los momentos compartidos y los momentos de soledad. Me permito expresarme con libertad en mi familia y con amigas, elijo mis momentos y disfruto mucho de mi propia compañía, me amigue conmigo, me amo cada vez más y trabajo todos los días para ir integrando esas ideas de dolor, darles sentido de su presencia en mi vida y todo el aprendizaje que me traen.

La libertad implica mucha responsabilidad, no porque la tenga puedo decir lo que sea o desde un lugar de “verdad”. Por eso es muy importante, en un proceso de autodescubrimiento o espiritual, trabajar ese lado “negativo, oscuro o de dolor” que solo está ahí para despertarte y que te ocupes de tu sentir. A veces esas batallas interminables están en nuestra cabeza, no soltamos ese tipo de ideas y eso nos separa de lo que somos. Que es AMOR.

Siento que estamos en un nivel evolutivo, donde nos urge conectar con algo más puro, vivir en plenitud y eso lo vamos encontrar dentro de cada uno de nosotros.

Mi maestra de yoga, Nam Nidam dice, que los humanos estamos preparados para proveernos de toda la paz y armonía, eso cuando conectamos con nuestro interior se llama éxtasis, plenitud y cada día lo voy logrando. Como les dije en notas anteriores es “una elección”. Solo que a veces es tan profundo y marcado nuestro condicionamiento, que no nos damos cuenta que la estamos pasando mal.

Lo único que te voy a decir, es que no necesitar actuar o ser de una manera en especial, porque la aprobación que necesitas, solo es la tuya. De esa manera ya no nos peleamos con el afuera, sino que nos enfocamos en conocernos y eso nos da la seguridad para manejarnos en la vida. No creernos mejor que los demás, porque en algún punto, todos estuvimos ahí en algún momento.

Me despido con una reflexión de Enric Corbera, que ilustra en relación al tema de hoy:

Dios sería más felíz, según Jesucristo, si os transformaseis que si le adoráis. Le gustaría mucho más vuestro AMOR que vuestra adoración. Antony de Mello.

¿Pensáis que hay un Ser que necesita de nuestra adoración y de nuestros rituales para agradarle? Si así lo hacéis, atribuís un ego a este DIOS; un Dios castigador que, de no cumplir con sus normas y preceptos, nos castigará. Algunos lo cumplen por miedo, no vaya ser verdad que hay un Dios que quiere que se le venere.

Parafraseando a Antony de Mello, Dios sería más felíz si nos transformásemos –si despertáramos- y dejásemos de adorarle. (pág 243)

No hablo de religiones, no tengo problema con ninguna de ellas, acá hablo de AMOR, de nuestra esencia Divina. De lo que estamos hechos TODOS.

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Paula Vera Docente-Coach.

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